Por: Aracelys Pereira
Las personas que poseen la capacidad de servir son en esencia seres humanos. Se convierten en ejemplos a seguir, y por esta razón el salto que deben dar para ser líderes es casi imperceptible. Se convierten en guiadores de muchos por lo que es evidente que sus paradigmas están fundamentados en acciones y conductas como las siguientes:
- Escuchan atentamente sin juzgar
- Son auténticos
- Valoraran a las personas y su desarrollo
- Aman a las personas respetando sus individualidades
- Tratan a las personas con respeto
- Alimentan día a día su autoridad con actos de generosidad
El nuevo paradigma en el que se fundamenta el liderazgo de servicio está representado por una pirámide invertida (Figura 1) que agrupa los elementos más intrínsecos de las personas y sobre ellos James Hunter (La Paradoja) plantea, en forma sistemática, que la voluntad sólo puede ser accionada mediante comportamientos del líder en los que se demuestre su interés por satisfacer las necesidades de sus seguidores, acompañado de un sentimiento de “amor” (entendido como las manifestaciones de buenas acciones hacia los demás). Por eso, en la lectura se hace referencia a que cuando lideras con autoridad, estás necesariamente llamado a dar lo mejor de ti mismo, a amar, a servir e incluso a sacrificarte por los demás. En sentido ascendente desde el vértice de la pirámide hasta su base se deben ir desglosando todas las cualidades agrupadas en una persona (Figura 2) que apoyan significativamente el liderazgo de servicio para atender las necesidades de los clientes, lo que se traduce en el éxito personal de los miembros de una organización y su competitividad ante los escenarios más exigentes del mercado laboral.
- Escuchan atentamente sin juzgar
- Son auténticos
- Valoraran a las personas y su desarrollo
- Aman a las personas respetando sus individualidades
- Tratan a las personas con respeto
- Alimentan día a día su autoridad con actos de generosidad
El nuevo paradigma en el que se fundamenta el liderazgo de servicio está representado por una pirámide invertida (Figura 1) que agrupa los elementos más intrínsecos de las personas y sobre ellos James Hunter (La Paradoja) plantea, en forma sistemática, que la voluntad sólo puede ser accionada mediante comportamientos del líder en los que se demuestre su interés por satisfacer las necesidades de sus seguidores, acompañado de un sentimiento de “amor” (entendido como las manifestaciones de buenas acciones hacia los demás). Por eso, en la lectura se hace referencia a que cuando lideras con autoridad, estás necesariamente llamado a dar lo mejor de ti mismo, a amar, a servir e incluso a sacrificarte por los demás. En sentido ascendente desde el vértice de la pirámide hasta su base se deben ir desglosando todas las cualidades agrupadas en una persona (Figura 2) que apoyan significativamente el liderazgo de servicio para atender las necesidades de los clientes, lo que se traduce en el éxito personal de los miembros de una organización y su competitividad ante los escenarios más exigentes del mercado laboral.
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